Cada día se incrementan las cifras de obesidad infantil en todo el mundo, a tal punto que ya se considera un problema grave de salud pública. Dichos números se han disparado debido, principalmente, a las siguientes causas:
Comidas escolares poco saludables
En el mercado, las opciones para las loncheras de los niños se limitan a bebidas azucaradas, comida de paquete, postres y pasteles ricos en harinas refinadas.
Poca actividad física
Antes era común encontrar a los niños en los parques jugando y corriendo por todos lados; ahora, con la llegada de nuevos aparatos electrónicos y nuevas tecnologías, los niños son cada vez más sedentarios.
Tamaño de las porciones
Los expertos aseguran que las porciones que se sirven en cada plato afectan directamente la cantidad de alimentos que los niños consumen, pues llegan a comer mucho más de lo que realmente necesitan.
Mayor consumo de comidas rápidas
Cada vez es más común ver a los niños comiendo pizza, hamburguesa o perro caliente, por supuesto acompañados de gaseosas, donas y helados.
Mal ejemplo
Los niños imitan casi todos los comportamientos de los adultos, y si sus padres no tienen hábitos saludables de alimentación, es muy probable que copien malas costumbres a la hora de comer.
La mejor manera de frenar esta enfermedad y evitar que tus hijos la padezcan es prestar más atención a los alimentos que les ofreces, crearles buenos hábitos de alimentación y brindarles rutinas diarias de ejercicio.