MINDFULNESS: MITOS, REALIDADES Y BENEFICIOS DE ESTA PRÁCTICA

El mindfulness, o atención plena, es una práctica que implica prestar atención al momento presente de manera intencional y sin perjuicios. Se trata de ser consciente de tus pensamientos, sentimientos y entorno, enfocándote en el aquí y el ahora. Esta técnica, derivada de tradiciones meditativas antiguas, se ha popularizado en todo el mundo debido a sus numerosos beneficios para la salud mental y física.

Y aunque cada vez son más sus partidarios, todavía se mantienen conceptos erróneos que han surgido con respecto a esta técnica, estos son algunos de los mitos más extendidos.

  1. El mindfulness es una técnica de relajación basada exclusivamente en la respiración: Falso

* Realidad: La respiración suele ser una consecuencia, pero no un objetivo de la práctica de la atención plena. Tomar y soltar el aire es una forma de “lanzar un ancla” que nos permite centrarnos en el presente, enfocándonos en lo que ocurre aquí y ahora.

  1. Para practicar mindfulness es indispensable poner la mente en blanco: Falso

* Realidad: Contrario a esa idea, esta práctica se enfoca en mantener la atención en el presente, en examinar lo que pasa por la mente y en reconocer las emociones que los pensamientos producen en el momento actual, pero sin darles un calificativo especial.

  1. Se trata de una terapia ‘mágica’ para combatir el estrés: Falso

* Realidad: Aunque suele ser muy efectiva no puede ser vista como un sustituto de los tratamientos psicológicos o médicos, ya sea en casos de estrés crónico o patológicos. Los psicólogos utilizan el mindfulness como complemento y no como tratamiento exclusivo.

  1. El mindfulness es una técnica esotérica o religiosa: Falso

* Realidad: A pesar de que tuvo sus orígenes en el budismo, para practicarla no hay que ser seguidor de esta religión, ni de ningún tipo de creencia mística o trascendental. La efectividad del mindfulness ha sido comprobada por medio de estudios psicológicos, médicos y científicos.

Mindfulness del lado de la ciencia

Son numerosos los estudios que confirman que la práctica del mindfulness es efectiva cuando se trata de mejorar el estado de ánimo, reducir la ansiedad, bajar los niveles de estrés y aliviar el dolor crónico. De allí que sean numerosos los tratamientos que se basan en esta técnica, así como que estos sean liderados por psicólogos y médicos.

* Reducción del estrés:

El Programa Oficial para Reducir el Estrés, creado en 1979 por el doctor Jon Kabat-Zinn, del Centro Médico de la Universidad de Massachusetts, se ha convertido en un referente en la psicología, pues cuenta con el aval de numerosos estudios que han probado su efectividad para reducir el estrés y la ansiedad.

Este programa fomenta tanto la experiencia como la autorreflexión, mientras facilita procesos de cambio, haciendo énfasis en la capacidad de detenerse y observar antes de actuar, así como en la importancia de aprender a responder de manera positiva ante los acontecimientos internos y externos, en lugar de reaccionar negativamente frente a ellos.

* Hipertensión:

El entrenamiento en el mindfulness ha demostrado tener la capacidad de reducir la presión sanguínea, ya que fomenta cambios en el estilo de vida, como pérdida de peso, disminución en la ingesta de sodio y aumento de la actividad física aeróbica. Tras implementar estas recomendaciones, los pacientes obtienen un doble beneficio, que les permiten estar y sentirse sanos y vitales.

* Dolor crónico:

Dentro de los objetivos del mindfulness está el acto de ‘prestar atención a algo’ con un propósito claro y una visión positiva. Mediante esa toma de conciencia del momento presente, el paciente que sufre de dolor crónico es capaz de reconocerlo, aceptarlo y controlarlo.

* Trastornos respiratorios y asma:
Estudios aseguran que el entrenamiento en relajación produce efectos positivos en pacientes con disnea (sensación de falta de aire), pues ayuda a controlar los ataques de asma y mejora la adherencia al tratamiento. También aquieta el estado mental de los adultos que sufren de trastorno pulmonar obstructivo (grupo de enfermedades pulmonares que dificultan la respiración, las cuales suelen empeorar con el tiempo).

El mindfulness es una herramienta poderosa que puede transformar tu vida. Al practicar la atención plena, no solo mejorarás tu bienestar mental y emocional, sino que también encontrarás una mayor paz y satisfacción en el día a día.

Ten en cuenta:
Si bien el mindfulness puede ser una excelente ayuda para algunos  problemas físicos o emocionales, nunca puede reemplazar la consulta médica o psicológica a cargo de un especialista.

También te puede interesar: ¡Haz que pase! Crea tu propio mapa de los sueños.

¿POR QUÉ TODOS HABLAN DEL MINDFULNESS?

Queremos que hagas con nosotros este ejercicio. Mira bien tu computador, nota cómo tus dedos se apoyan en el teclado y en el mousse (¿viste tus pulgares?). Ahora, sin mover tus manos, pasa a tu entorno, la silla es cómoda (¿de qué material está elaborada?), la habitación en la que te encuentras es confortable… Esto es a grandes rasgos lo que significa mindfulness, palabra que traducida al español sería “conciencia” o “concientización”. El objetivo de esta técnica de meditación es que aprendamos a estar presentes y completamente concentrados en cada una de las cosas que hacemos.

Si aprendes a disfrutar del aquí y del ahora, podrás enfrentar, de la manera más adecuada, un dolor físico, una enfermedad, una pérdida o, en general, cualquier situación difícil.

Excelente para calmar el estrés

Practicar un pasatiempo durante un periodo particularmente estre­sante, puede ser la mejor terapia mindfulness. Como tu mente está enfocada en una actividad especial, dejará de pensar en los problemas. De acuerdo con los expertos existen siete hobbies especiales que te ayudarán a conectarte con el aquí y el ahora.

– Colorear mandalas. Te permite alejar los problemas, los conflictos y las preocupaciones de tu día a día.

– Tejer. Calma tu mente, te ayuda a fortalecer tu autoestima pues sentir que alguien admira lo que haces con las manos, es muy gratificante.

– Cocinar. Tiene tres grandes propiedades: es una actividad relajante, calmante y consciente.

– Practicar la jardinería. Te conecta con la naturaleza, y metafóricamente hablando, podrás sembrar tus ilusiones y enterrar los problemas.

– Leer. Empieza por sentir el libro en tus manos, luego sí déjale llevar por la historia.

– Tomar fotos. La idea es que te concentres en lograr la imagen que mejor refleje el momento que estás viviendo.

– Cantar. Te obliga a “apagar” tus pensamientos para concentrarte en el sonido, el ritmo, la respiración y los sentimientos.