El Shinrin-yoku o «baño de bosque» es una invitación a volver a lo esencial, a encontrar la paz en la simplicidad y a redescubrir el placer de estar presentes.
Nadie duda que caminar descalzo sobre el prado sea beneficioso, o que la naturaleza sea un maravilloso escape para la mente y el cuerpo, a raíz de ello, hace algunos años, se puso de moda la Arboterapia, un recurso que invita a abrazar árboles, pues se le considera una excelente terapia que ayuda a reducir dolores, a controlar la presión arterial, la ansiedad, el estrés y el insomnio entre otros padecimientos.
Pues bien, ahora se ha dado a conocer una opción mucho más intensa, el Shinrin-yoku, practicado desde hace décadas en Japón, pero que ha ganado popularidad en los últimos años en occidente. Este concepto va mucho más allá del hecho de caminar por senderos con árboles; se trata de una inmersión sensorial en la naturaleza, promoviendo con ello la salud física y mental del individuo.
Shinrin-yoku ¿De qué se trata?
El término Shinrin-yoku fue acuñado en la década de 1980 por el Ministerio de Agricultura, Silvicultura y Pesca de Japón como una forma de fomentar la salud y el bienestar a través de la conexión con la naturaleza. La idea es simple: pasar tiempo en el bosque, dejando que los sentidos absorban todo lo que el entorno tiene para ofrecer, desde los suaves sonidos de las hojas moviéndose con el viento, hasta el aroma fresco de los árboles y la tierra.
100% Benéfico
Numerosos estudios han demostrado que los baños de bosque pueden tener un impacto profundo en nuestra salud:
- Reducen el estrés: El simple hecho de estar en medio de un entorno natural disminuye los niveles de cortisol, la hormona del estrés. Un entorno tranquilo y sereno, aire fresco y los sonidos del bosque se convierten en el mejor relajante natural, ese que ayuda a tu mente a liberarse de tensiones.
- Fortalecen el sistema inmunológico: Algunos estudios sugieren que pasar tiempo en la naturaleza puede aumentar la actividad de las células NK (células asesinas naturales, o Natural Killer, por sus iniciales en ingles), que son células inmunitarias esenciales en la lucha contra infecciones y enfermedades, de esa manera, tu cuerpo potencia sus defensas, ayudándote a controlar todo tipo de patologías.
- Mejoran el estado de ánimo: La exposición al aire libre y al entorno natural se asocia con una mayor producción de serotonina, lo que mejora el estado de ánimo y reduce los síntomas de depresión y ansiedad, favoreciendo los pensamientos positivos, así como la posibilidad de afrontar las dificultades desde diferentes ópticas, lo que se traduce en facilidad para hallar respuestas a situaciones que te apremian.
- Potencian la creatividad: Cuando te alejas de los entornos urbanos y te desconectas de pantallas y de la tecnología en general, permites que la mente descanse y se recargue, lo que favorece la creatividad y el enfoque al momento de retomar tus actividades diarias.
¡Ponlo en práctica!
La pregunta que surge entonces es ¿y que pasa si no vivo cerca de un bosque, sino en medio de una gran ciudad? Pues bien, disfrutar de los beneficios del Shinrin-yoku es posible siguiendo estas recomendaciones que facilitan que conviertas esta técnica en parte de tu cotidianidad:
Busca un parque cercano, una zona verde bien cuidada, que incluso puede quedar dentro del conjunto de apartamentos en el que vives, la ronda de un rio, el Jardín Botánico de tu ciudad o cualquier lugar en donde predomine la naturaleza. No necesariamente debe ser un lugar extenso, pero si, tranquilo.
* Desconéctate: Apaga tu teléfono y cualquier dispositivo electrónico antes de adentrarte en el lugar. La idea es estar presente en el aquí y el ahora, sin distracciones, de esa manera alejas tu mente de las preocupaciones.
* Activa tus sentidos: Mientras caminas, tómate un momento para cerrar los ojos y escuchar los sonidos a tu alrededor. Inhala profundamente y percibe los diferentes aromas. Siente y disfruta la corteza de un árbol, los increíbles y coloridos diseños de las flores o la textura del pasto.
* Tómatelo con calma. No se trata de una salida para ejercitarte o cumplir con una meta de pasos. Camina despacio, sin un destino específico en mente. Permítete simplemente ser, respirar y sentir.
* Medita en medio de la naturaleza: Si te sientes cómodo, puedes detenerte en un lugar que te atraiga y practicar una breve meditación, enfocándote en tu respiración y en el entorno que te rodea.
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